El Sitio de Antonio Naval Mas

LA CARACOL DEL SACRAMENTO

Una escalera singular en la Catedral de Huesca
Miércoles 12 de agosto de 2020 por Antonio Naval

LA CARACOL DEL SACRAMENTO, UNA ESCALERA SINGULAR EN LA CATEDRAL DE HUESCA
Antonio NAVAL MAS

La noticia y peculiaridades aparece también en pp. 160-162 de La Catedral de Huesca, de Antonio Naval Mas. Aquí el artículo se complementa con alusión al caracol de la Catedral de Barbastro.

(Foto ANM)

Siempre han llamado la atención las escaleras de caracol. Por evocar este despliegue en espiral, en los tratados históricos se les identificó como “caracol” sin ni siquiera incluir el término escalera. Al margen del riesgo, resultan curiosas y suscitan preguntas. Si estas escaleras no se desarrollan sobre un eje central a manera de columna, realmente son más intrigantes porque formulan la pregunta de cómo se sostienen. La estática es simple ley física, y conocida. Su apariencia es particularmente sugerente pudiendo llegar a ser fascinantes, tanto las antiguas como las modernas. Desde que este tipo de escaleras se generalizaron se llegaron a hacer auténticas obras de sutil perfeccionismo. También se hicieron sobre planta cuadrada, poligonal y elíptica, incluso con espirales intrincados que permiten subir por una y bajar por la otra sin que el personal se cruce. Así es la del Palacio de Chambord, en el Loira, atribuía a Leonardo Da Vinci, y la de la de los Museos vaticanos de Giuseppe Momo de hacia 1930. En general más simples, son bastantes las que están catalogadas.

(Dibujo ANM)

La escalera que permite el acceso a la capilla del Sacramento, situada detrás del retablo mayor de la Catedral de Huesca, a la altura del óculo, fue hecha antes de 1545 , cuando se cree que fue hecha esta capilla. Por ser de ojo central es de las que llaman la atención por la habilidad con que está hecha la espiral en torno a la que se desarrolla. En los tratados históricos de cantería se les denomina también caracol de Mallorca, por haber sido en la lonja de Palma donde se localiza el caracol más antiguo. En la escalera de Huesca el atractivo que todo caracol ejerce nos despista de prestar atención a su techo. Puede parecer que es una solución más, pero en ello radica su singularidad con respecto a otras. La aparente simplicidad del caracol de Huesca constituye una solución peculiar, y dadas las escaleras de caracol que hasta ahora han sido difundidas, es única. El maestro cantero que sería quien la diseñó, no solo dio una solución a la trasera o parte baja de cada peldaño perfilando una lámina lisa ascendente, sino que con el reverso de los peldaños creó una techumbre o cubierta solucionada con quiebros y curvas, y con ellos modeló un espacio diferente. Este caracol es más que un medio para salvar desniveles y permitir el acceso a la cámara alta. La articulación de los elementos crea un ámbito en que lejos de la monotonía de la superficie continuada en espiral, resulta una cobertura o techo vibrante visual.


(Dibujo y foto ANM)

Otra cosa es que la aparente simplicidad oculte la complejidad con que fue diseñado cada peldaño, que tenía que concatenar con los contiguos y encajar en el conjunto. No me ha sido fácil desentrañar su forma. Su apariencia vista aisladamente es como una extraña escultura contemporánea de concepción abstracta.

El arquitecto que la diseñó no fue un maestro de obras corriente, sino alguien muy especializado y conocedor de la estereotomía o ciencia del corte de la piedra. Conocía con perfección las matemáticas y la geometría. Hizo de cada peldaño una pieza para la que tuvo que calcular cada centímetro para que encajara sobre el anterior, su borde perfilara un pasamanos, en realidad se llama nabo, que dibujara un helicoide perfecto y, ademas, que modelara el reverso. Son superficies curvas que se recogen en el extremo opuesto, el cercano al ojo, después de quebrar para configurar una acanaladura de veinte centímetros de ancho que asciende por el reverso de todo el nabo o pasamanos. Este, a su vez, por su cara opuesta tiene otros dos canalillos más estrechos que rematan o se funden en la pequeña pilastra de la pequeña balaustrada que, como quitamiedos, cierra las tres vueltas completas, de quince peldaños cada una. La escalera se desarrolla según la dirección de las agujas del reloj, lo que técnicamente se denomina diciendo que es dextrógira. Preferentemente son en dirección contraria, es decir levógiras.

(Fotos ANM)

Toda la escalera es una escultura de diez metros de altura que, a diferencia de las esculturas y en la línea de algunos escultores contemporáneos, envuelve al que en ella penetra. Para captar esta experiencia no es suficiente a subir y bajar por ella, pues hay que percibir el espacio envolvente que el maestro de obras-arquitecto diseñó. No solo hay que verla hay que intentar desentrañarla. En ello está el misterio de esta obra arquitectónica.
A la altura de la balaustrada de remate está el acceso a la parte superior de la bóveda de la sacristía, y tres peldaños antes, allí donde corresponde, el acceso a la capilla. Todo lo cubre una pequeña bóveda de horno perfectamente cortada y montada tanto al interior como al exterior. Toda la capilla del Sacramento, atribuida a Nicolás de Urliéns, y cada elemento que la conforman están trabajados con especial delicadeza, propia más bien de un orfebre. Esta capilla y su escalera situados tras el retablo mayor de Forment, con acceso desde la sacristía, constituyen otro conjunto singular de la Catedral de Huesca, en este caso en el área oculta.
El importante maestro en estereotomía, el andaluz, Andrés de Vandelvira, cuando publicó su tratado sobre el corte de la piedra habían pasado cuarenta años después de la construcción de la escalera del Sacramento de Huesca. En este tratado incluye un caracol de ojo, con peldaños con los que buscaba romper la monotonía del simple plano ascendente por su reverso. Aunque se acerca a la solución dada en Huesca, ésta le supera en complejidad y resultados. Después se multiplicaron los tratados pero la solución dada al caracol de Huesca permaneció siempre en el anonimato.
En el caso del caracol de Huesca, no nos han llegado referencias documentales que nos faciliten identificar al maestro que la diseñó. Como hipótesis se puede apuntar que el maestro Joan segura, que trabajó en la catedral de Barbastro hacia 1534, diseñó la sacristía mayor de la Catedral de Huesca. Durán Gudiol apunta que, sin embargo, la dirección de otra de este encargo la realizó otro maestro del que solo se sabe que se llamaba Francisco. En este año se dio por terminado el retablo Mayor de Damián Forment. El punto central de este retablo es el óculo, para mantener encendida una lámpara, pues detrás habría una pequeña capilla para conservar o reservar el Sacramento. Para acceder a esta capilla o capillita era necesaria una escalera que, dado el espacio disponible, necesariamente tenía que ser de caracol. Con toda probabilidad el proyecto de nueva sacristía venía acompañado de la construcción de una escalera hasta donde debería estar la capilla. En este caso la escalera también debía llegar y, de hecho, llega hasta la bóveda de la sacristía. Es previsible que la escalera la hiciera el mismo arquitecto que le fue encargada la sacristía. Cuando ya era posible el acceso a la capilla esta fue encargada a Nicolás de Urliéns, maestro que trabajó en el círculo de Forment. La capilla fue hecha hacia 1543, lógicamente cuando ya era posible el acceso mediante la escalera.



(Fotos M. Puertolas)

Joan Segura es el tercero de los arquitectos que trabajó en la Catedral de Barbastro. Había trabajado en la de Jaca y trabajó en otros edificios religiosos aragoneses. Parece que en Barbastro estuvo hasta 1533 aunque después volvió. Para acceso a la parte superior de la bóveda hay otra escalera de caracol relacionada con este arquitecto. El cubrimiento de esta catedral es una bella bóveda estrellada de complicada tracería. A la parte superior se llega mediante un caracol de solución inusual en la medida en que no se acomoda a lo que recogieron los tratados de estereotomía y corte de la piedra. Está acomodada entre dos contrafuertes del sureste de la cabecera. La resolvió sobre planta exagonal. En los tramos más bajos ganó espacio curvado en uno de los contrafuertes. En este tramo combina planta semicircular con la poligonal. Inusual solución. Si resultaba poco corriente que fuera sobre planta exagonal, la convierte en exótica con esta mezcla de soluciones. Esto complicaba su construcción y la articulación de los peldaños, al tener que renunciar a un diseño único para cada uno de ellos y tener que diseñar tantos cuantos componen estos tramos mixtos. Trabajo sin duda arduo y complicado. El caracol de Barbastro, levógiro, es de los de husillo, en el que el nabo dibuja una elegante espiral. Se piensa que la realizo hacia 1543, por lo tanto, si el de Huesca es del mismo arquitecto, el caracol de Barbastro, es posterior



En cualquier caso, hay que dejar claro que no es más que una hipótesis el atribuir el caracol del Sacramento de Huesca a Joan de Segura. Ambos caracoles, el de Huesca y el de Barbastro son desconocidos y singulares..

Escalera y capilla de Huesca, afortunadamente no están en las visitas turísticas. No admiten aglomeraciones este tipo de espacios, ni permiten una circulación fluida, conllevando evidentes riesgos. Además, las reiteradas visitas serían un factor destructor de la azulejería muy bien conservada del suelo de la capilla el Sacramento de la Catedral de Huesca.


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